Todos los dias, cuando la vecina argentina pasaba, con sus cuello e culata llamativos, el loro del peluquero siempre le gritaba: - "Buenos días, putona!"
Hasta que un día ella no aguantó más y reclamó airadamente al peluquero, el cual, como modo de castigar al loro por su mala conducta, lo pintó todo de negro. Al día siguiente, la vecina pasó por la peluquería y el loro, ahora pintado de negro, no hay dijo absolutamente nada.
La mujer, triunfante, lo provocó:-¿"Ahora estás calladito, no?"A lo que el loro, con aire de olímpico desprecio, respondió:-"¡Cuando estoy de smoking no hablo con putas!"
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